martes, 28 de abril de 2009

El adiós de un demócrata

Dicen que el cielo tomó un albiceleste más prominente desde el 31 de marzo. El demócrata Raúl Alfonsín emprendió el rumbo del silencio profundo mientras que casi toda Argentina rompía en sollozos y gritos, algunos de dolor y otros de cólera.

El ambiente era parecido, pero la situación completamente distinta. En julio de 1989, Raúl Alfonsín entregó el poder anticipadamente acuciado por una brutal crisis económica, la condena popular a su gestión era casi unánime. Sin embargo, veinte años después, es también mayoritaria la indulgencia ante sus errores como padre de la democracia argentina.

El ex líder de la Unión Cívica Radical(UCR), falleció el martes en su casa, donde estaba en observación tras sufrir una descompensación la noche anterior. El ex mandatario, de 82 años, padecía un cáncer de pulmón.

El “Nüremberg argentino”

Este abogado y político argentino será recordado a través de la historia por una serie de hechos que lo definen marcadamente:

Conformó la coalición político-social conocida como la “multipartidaria” que preparó el terreno para las elecciones presidenciales de 1983, en las que se impuso con el 51,7% de los votos frente al 40,1% del peronismo, que por primera vez era derrotado en las urnas.

Alfonsín tuvo que hacerse cargo de un país arrasado económica y moralmente. Recién asumido el cargo de presidente - tras casi ocho años de dictadura de Juan Domingo Perón - puso en marcha una Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, presidida por el escritor Ernesto Sábato, que elaboró el informe Nunca Más.

Luego del informe, el presidente de Argentina realizó un hecho sin precedentes, no solo en la historia latinoamericana, sino mundial. Acusó formalmente a 15 altos mandos de las Fuerzas Armadas por los crímenes cometidos.

La operación de limpieza en las Fuerzas Armadas no pudo proseguir en otros niveles porque, sometido a una intensa presión y a dos rebeliones (los carapintadas), Alfonsín se vio obligado a dictar la muy criticada Ley de Punto Final y de Obediencia Debida, que dejó en la calle a decenas de oficiales de menor rango, igualmente asesinos.

Pero la otra cara de la moneda para su mandato se presentó en su lucha contra la crisis económica. Una batalla que no pudo ganar.

Así, Alfonsín no pudo batallar contra el lastimoso estado de la industria que había heredado de la dictadura. Fatigado por una espiral de hiperinflación junto a la recesión -más del 3.000% en 1989-, por el permanente acoso de los peronistas y de los sindicatos, que sacaron a la calle a los ciudadanos y le organizaron ocho huelgas generales, Alfonsín entregó el poder, cinco meses antes de acabar su mandato, al peronista Carlos Menem.

Allí se daba paso a otro suceso inédito en su país: Argentina era escenario de un traspaso democrático y legal del poder.

Joaquín Morales Sola, uno de los comentaristas políticos más famosos y apreciados de Argentina, manifestó que “su muerte quizás sirva para recordar que una sociedad no puede vivir en la crispación y el enfrentamiento, como sucede ahora”.

Apóstol de la democracia

La muerte de Alfonsín provocó una auténtica conmoción en todos los sectores de la sociedad argentina y ha creado por un instante un sentimiento de unidad y consenso nacional, poco frecuente en la vida política argentina, caracterizada por su crispación y los enfrentamientos personales.

Según estimaciones de medios argentinos, más de 100.000 personas salieron a las calles a despedir al ex presidente y otras 80.000 acudieron a su velatorio, en el Parlamento.

Un hecho interesante, más si recordamos que en el país “gaucho” no se presentaba un homenaje popular espontáneo desde el entierro de –el que so podría llamar su enemigo- Juan Domingo Perón, en 1974, y que sorprendió a su propio partido, la Unión Cívica Radical (UCR) -segunda fuerza política del país-, y al Justicialismo (peronismo), en el poder.

Aunque también no faltaron los que festejaron la muerte de Alfonsín. La presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, acusó al ex presidente argentino de “defender el terrorismo de Estado” y criticó a los “hipócritas” que lo lloraron.

Resurgimiento de la UCR

Finalmente pesó el sondeo realizado por la consultora Ibarómetro y publicado por el diario Perfil, en el cual se destaca que el 54,3 por ciento de los argentinos cree que la muerte del ex presidente Raúl Alfonsín puede contribuir al resurgimiento de la Unión Cívica Radical (UCR), un centenario partido que está en crisis desde hace varios años.

Asimismo, el 19,9% de los consultados destacó que el vicepresidente argentino, Julio Cobos, es el dirigente más “beneficiado” con el escenario que se abre tras el fallecimiento del caudillo de la UCR, mientras el 17,6 por ciento sostuvo que el 9,8% se inclinó por Ricardo Alfonsín, uno de los hijos del ex presidente.

Y cabe recordar que Cobos está enfrentado con el Gobierno de la peronista Cristina Fernández desde que el año pasado, como presidente del Senado, votó en contra de un polémico esquema impositivo para las exportaciones de granos que pretendía establecer el oficialismo.

También se hicieron presentes las condolencias de todos los mandatarios de Latinoamérica. Por ejemplo, en Perú se declaró día de duelo nacional y la bandera peruana ondeó a media asta en todos los edificios públicos y en las misiones diplomáticas del país.

Tampoco faltó el saludo del nuevo presidente de Estados Unidos, quien subrayó el papel de Raúl Alfonsín en la consolidación de las democracias en América Latina, en una carta de condolencia que le hizo llegar a la presidenta de argentina.

Al final, superada la sorpresa, la clase política ha puesto la vista en las elecciones legislativas del próximo junio para sacar partido del reconocimiento popular a Alfonsín y apropiarse de su figura. En fin, larga vida a Raúl Alfonsín…

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domingo, 26 de abril de 2009

Perú y Chile vuelven a enfrentarse por un pedazo de costa

(Infografía de La República)

La Corte Internacional de Justicia de La Haya, ubicada en Holanda, ya cuenta con los cuatro volúmenes impresos (y en versión digital) de la argumentación presentada por Perú por la delimitación fronteriza marítima que comparte con Chile.

A partir de ello han surgido una serie de acontecimientos típicos de la politiquería latinoamericana: altos funcionarios de ambos países criticándose mutuamente.

La demanda peruana busca de esta manera que cerca de 35.000 kilómetros de territorio marítimo situado en la zona limítrofe entre ambos países y que hasta hoy se encuentran bajo soberanía de Chile, pasen a su dominio con el argumento de que ese límite no ha sido fijado.

Sin embargo, desde Chile llegó una llamada a su embajador en Perú, agravándose una disputa por un mapa oficial peruano que define la frontera marítima conjunta y que, según Santiago, vulnera los acuerdos internacionales debido a la cartografía publicada en el diario oficial El Peruano, la cual establecía un límite que se adentra en una extensa zona de aguas que Chile. El Gobierno chileno dijo que el mapa “no es aceptable”.

Territorio en disputa

El área en disputa corresponde a unos 35.000 kilómetros cuadrados de aguas ricas en recursos marinos en el Océano Pacífico. Mientras el país del sur sostiene que el límite marítimo corresponde a una línea recta paralela al Ecuador que se inicia unos metros tierra adentro, Perú considera que parte a la orilla del mar y es un trazo equidistante entre ambos países.

Cabe recordar que esta polémica por la frontera marítima surgió en el año 2000, cuando Perú rechazó que la zona estuviera delimitada por un tratado. A la postre, Lima aprobó la aplicación de una línea de base del dominio marítimo de 200 millas, a partir de cuya proyección desde tierra se extiende el dominio en el mar de este país.

Por otro lado, la postura chilena está basada en la Declaración de Zona Marítima suscrita con Ecuador y Perú para establecer el límite en el mar de 1952, en un convenio firmado con Lima de 1954 sobre zona especial marítima, y en la soberanía ejercida en el lugar.

Años de controversias

Las relaciones entre ambos países han pasado históricamente por distintos momentos de tensión, iniciados en 1879 con la Guerra del Pacífico. Entonces, Perú perdió a manos de Chile su territorio costero sur. En los últimos años ambos gobiernos han tenido un importante acercamiento, aunque cruzado por el debate sobre los límites marítimos y también por la recordada llegada a Chile del ex presidente peruano Alberto Fujimori.

Después de presentada la demanda, el canciller peruano, José Antonio García Belaúnde, pidió unidad nacional en torno a un proceso cuyo fin puede tardar hasta 2012 en la Corte de La Haya… e incluso más. Pero ante el hipotético caso de que Chile no aceptara el fallo, -lo que dudo mucho-, señaló- “podemos recurrir al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas”, el que está “autorizado a tomar medidas para obligar a un país a cumplir con lo que Corte exige”, afirmó Belaúnde.

Por su parte, el homólogo chileno, Mariano Fernández, leyó una declaración de la que parecía desprenderse que este país no iba a impugnar a la Corte de La Haya y replicó que la pretensión peruana “se refiere a espacios marítimos que se encuentran sujetos a soberanía y jurisdicción continua de Chile”, respaldados en tratados.

Bolivia en el ruedo

El presidente de Bolivia, Evo Morales, se metió en la contienda y afirmó que la demanda de Perú ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ) perjudica una de las opciones de los bolivianos de conseguir una salida al mar.

La demanda de Perú “sólo perjudicaría una de las alternativas”, aseguró Morales en un discurso por la conmemoración del Día del Mar, en el que también señaló que su país “tiene muchas propuestas de solución” para obtener de Chile una salida al Pacífico.

“No quisiera pensar que esta demanda que se presenta ante la Corte Internacional de La Haya sobre el límite marítimo entre Perú y Chile sea para afectar y retrasar una de las posibles soluciones a nuestro pedido histórico que es acceso soberano al mar”, agregó.

Todo corresponde en que Bolivia conmemoró los 130 años de la muerte de Eduardo Abaroa, uno de los máximos héroes bolivianos, que defendió el territorio invadido por tropas chilenas en 1879. Dicha guerra le costó a Bolivia 120.000 kilómetros cuadrados de territorio y los 400 kilómetros de costa que tuvo en el Pacífico antes de la guerra en la que Perú fue su aliado y también sufrió perdidas territoriales ante Chile. Al final tan solo se percibe un ambiente de fervor nacionalista, en el que los libretos estaban preparados con antelación.

¿Cómo se vio el problema en el exterior? El País de España citó las portadas de los diarios limeños más importantes: El diario La República tituló “Una sola bandera” bajo el epígrafe de “Perú defiende su mar ante La Haya”, mientras el conservador El Comercio afirmó “El Perú unido presenta su posición ante La Haya”. En fin, tan solo queda esperar a 2012, la Corte de la Haya tiene la última palabra…

Pero, ¿Usted qué opina? ¿La darán la razón a Perú?

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Zimbabwe: ¿dónde está el cambio?

El día de hoy cumplo un año más de vida y la expresión de felicidad se me borra del rostro al ver la situación actual de Zimbabwe.
“El pueblo quiere un cambio” fue la frase predominante en las calles de la ciudad oriental de Mutare unas semanas antes de las elecciones generales, justamente el 29 de marzo del 2008.

Zimbabwe -cuyo nombre significa “casa de piedra”- alguna vez fue tierra más promisoria en África. Sin embargo, como muchos países, sufrió la plaga de avariciosos europeos, que llegaron a robar y despojar a la región hasta que se cansaron.

Primero fueron los portugueses en 1607, y a finales del siglo XIX llegó Cecil Rhodes -fundador de Rodesia- dispuesto a hacerse con el oro. Rhodes, como buen inglés, superó al pirata Barba Negra y al pirata Francis Drake, ladrón y asesino glorificado por la corona inglesa.

Después de tanto tiempo, hoy que se cumple un año desde la crisis política propiciada por las elecciones generales en Zimbabwe, en las cuales la oposición consiguió hacerse con la mayoría en el Parlamento, el cambio deseado por gran parte de la población sigue sin llegar al país.

Dos gobiernos en uno

El actual y “nuevo” Gobierno de Unidad, conformado por la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF) del presidente Robert Mugabe y el Movimiento para el Cambio Democrático (MDC), de Morgan Tsvangirai, aún no han sido artífices de la transformación que vienen anunciando desde su toma de mando.

Es así como el grafiti que dice “El pueblo quiere un cambio”, se ha convertido en un recordatorio de los 365 días de inestabilidad política que han traído consigo los comicios.

Y es que la epidemia de cólera, no solo se mantiene, sino que se ha extendido por el país y cuenta con más de 4.000 muertes. A esto se le suma una grave crisis económica, además de las negociaciones que se extendieron durante meses entre ambos partidos, las cuales han llevado al país a la peor recesión de su historia.

¿Cómo llegaron al poder?

El MDC se hizo con la mayoría en el Parlamento, pero Morgan Tsvangirai no consiguió más del 50% de los votos necesarios para proclamarse presidente del país, por lo que la Comisión Electoral de Zimbabue (ZEC) estableció la segunda vuelta de los comicios presidenciales para el 27 de junio.

Así, a cinco días de la celebración de las elecciones, Tsvangirai retiró su candidatura tras la muerte de más de 200 de sus seguidores, supuestamente a manos de militantes de la ZANU-PF.

Por lo cual Mugabe fue proclamado vencedor de los comicios, pero la presión de la comunidad internacional, que consideraba fraudulentas las elecciones, llevó a que el presidente aceptara negociar con el líder de la oposición la formación de un Gobierno de Unidad.

Finalmente, el líder de la oposición fue nombrado Primer Ministro de Zimbabue el pasado 11 de febrero, y aunque desde entonces se han detectado mejoras en la economía del país, como el abastecimiento de supermercados que hasta ahora estaban prácticamente vacíos, son muchos los problemas a los que se enfrenta el nuevo Gobierno.

Futuro difícil

Según los analistas políticos del país, aún existen diferencias entre los dos partidos que forman el Gobierno de Unidad, y por lo tanto conseguir la complementación de ambos para la mejora del país aún tendrá que esperar.

“Al MDC y a la ZANU-PF les está siendo muy difícil trabajar juntos en el nuevo Gobierno, puesto que las desavenencias entre ambas formaciones todavía existen”, declaró a la agencia Efe el profesor de ciencias políticas de la Universidad de Zimbabue, John Makunbe.

“Los ciudadanos querían que el poder pasara de la ZANU-PF al MDC, pero lo que tienen ahora ni siquiera es lo que hubieran escogido como su segunda opción”, agrega.

Por si fuera poco, desde la toma de posesión de Tsvangirai la invasión de territorios se ha acentuado, por lo que los familiares de al menos 700 familias se han visto desplazadas, según las últimas cifras ofrecidas por la Coalición por la Crisis en Zimbabue (CZC).

En esta senda, Zimbabue se convertirá en la próxima Somalia si el país no recibe ayuda pronto, sentenció finalmente el ministro de Economía, Tendai Biti.

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