domingo, 19 de abril de 2009

¿Derecho de proporcionalidad o principio de intereses?



Para entender el conflicto ocurrido en Gaza, aclaremos que es un problema de una complejidad inaudita. Esto debido a que en Medio Oriente la voluntad de establecer un estado de paz está aprisionada por intereses mezquinos y potencias exteriores.

Cabe recordar que las guerras árabe-israelíes, poseen un compromiso con la Unión Soviética y Estados Unidos (victoriosos geoestratégicamente después de la II Guerra), aún siendo considerablemente mayor el Norteamericano con Israel que el soviético con los árabes. Por ejemplo, una derrota israelí habría significado la negación a la condición de superpotencia a Estados Unidos.

Pero también cabe mencionar a las poblaciones israelíes cercanas a Gaza, las cuales han padecido, durante ocho años, ataques con cohetes (más de diez mil) que perfeccionaron su puntería y capacidad destructiva con el tiempo.

Además, la reacción de Jerusalén fue pasiva al obstaculizar el tráfico de mercancías y el suministro de electricidad a la Franja de manera intermitente, sin causar entorpecimientos insoportables a la población gobernada por Hamás.

Una estrategia que buscaba obtener tranquilidad ante los comicios de este 20 de febrero, que finalizaron con una victoria ajustada del partido Kadima, liderado por Tzipi Livni, quien tendrá que asumir el cargo en medio de un proceso de paz que no es respetado por Hamás y en el que Israel ve la necesidad de defenderse.

Ahora bien, desde un principio los ataques de Israel a los grupos terroristas palestinos en la franja de Gaza han sido (y siguen siendo) condenados por toda la población civil, medios de comunicación, etc.

Una circunstancia adicional entorpece un balance de la situación y de su probable evolución: los medios de información son parciales y, con frecuencia, distorsionan en ambos bandos la realidad.

En Perú, por ejemplo, solo un medio tuvo un corresponsal en la zona del conflicto, desde donde recogía citas de cómo la población israelí vive frente a los ataques de Palestina, cosa que los demás medios se empeñan a mostrar las partes afectadas de Palestina, refiriéndose el término de proporcionalidad.

En el libro Crímenes de Guerra, de Roy Gutman y David Rieff, se establece que en el derecho internacional, el termino proporcionalidad sirve para establecer un vínculo entre los objetivos y los medios para conseguirlos.

Por ello en un conflicto armado, el principio se utiliza para juzgar, primero, la legalidad de acuerdo con el concepto de ius ad bellum de las metas estratégicas del uso de la fuerza en defensa propia, y segundo, la legalidad de acuerdo con el concepto de ius in bello de cualquiera ataque armado que cause bajas entre los civiles.

Sin embargo, como mencioné líneas arriba, los conflictos en el Medio Oriente responden muchas veces a intereses. Esto debido a lo suscrito en el párrafo anterior, es decir, que la proporcionalidad se determina por los medios en función al objetivo, no por el tamaño o poderío de las fuerzas en conflicto.




Lo que pretendo explicar es lo que muchos ya han olvidando en su afán de condenar a Israel: El gobierno de Hamás es corrupto, ineficiente y dictatorial, el cual mantiene al pueblo palestino de la franja de Gaza en el atraso y la miseria, y donde el único propósito explícito (de Hamás), es destruir Israel y echar a los judíos, dejándolos sin territorio. Y donde, además, a pesar de que la gente no lo quiera admitir, estamos frente a un conflicto religioso más que ideológico o político.

Israel es el único Estado democrático de la región, donde los árabes que son ciudadanos, votan y tienen representación en el Parlamento, que es el que elige al gobierno, cosa que no se ha dado en Palestina.

Hamás fue declarado organización terrorista por la comunidad sudamericana, la Unión Europea (España, incluida), Japón, Australia, Canadá y Estados Unidos.

En 2002 la ONG Human Rights Watch la acusó de cometer crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, donde muchos de los atentados de sus Brigadas han tenido como blanco objetivos civiles.

La mayor oleada de atentados terroristas cometidos por Hamás, muchos de ellos suicidas, se produjo entre 1994 y 2004. Entre el principio del proceso de paz con Israel entre 1993 y 2003, donde se registraron 113 suicidas por parte de Hamás contra el pueblo judío.

Muchos de estos atentados, cometidos en suelo israelí, tuvieron lugar en calles, restaurantes y cafés, autobuses públicos, centros comerciales. En 2001 murieron en Israel, víctimas de atentados de Hamás, medio centenar de personas; en 2002, 81; en 2003, 76; en 2004, 23… A ellos hay que sumar los centenares de heridos y las víctimas de atentados de otras organizaciones fanáticas.

A fines de 2006 y principios de 2007, Hamás declararon una primera tregua y puso fin oficialmente a su campaña de atentados terroristas contra Israel.

En junio del pasado año 2008, y gracias a la mediación de Egipto, Hamás acordó una tregua de seis meses con Israel, destinada a aliviar el bloqueo y a permitir la liberación de un soldado israelí retenido por el grupo palestino.

El pasado 14 de diciembre el líder de Hamás afirmó que el grupo islámico no iba a renovar la tregua de seis meses, una vez que ésta hubiese vencido.

“Anunciamos que la calma entre nosotros y el enemigo israelí ha terminado por completo y no será renovada como resultado de la negativa de la ocupación a cumplir sus condiciones y obligaciones fundamentales de dejar Gaza que por historia nos pertenece”, dijeron los líderes de Hamás.



Por último, y volviendo al tema de proporcionalidad, no recuerdo a ningún país que, en situación de guerra, haya querido aplicar al bando enemigo un nivel de fuerza o acción militar exactamente equivalente al daño humano o material causado el día anterior, así como en la reacción aplicada al conteo de muertos, heridos, o de misiles lanzados.

Acaso usaron ese criterio los países que tanto condenan los ataques de Israel como EE.UU., China, Rusia, Francia, Inglaterra, Siria, Irak, Arabia Saudita ó Jordania y otros al enfrentar a sus enemigos externos o internos. Si alguien recuerda alguno, menciónelo.

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