Con Barack Obama como nuevo presidente, Estados Unidos adquiere una nueva clase de hegemonía global. Sin embargo, la era de la polaridad geopolítica llegó a su fin.
Nos encontramos en una época donde varios Estados ejercen distintos tipos de poder y buscan alianzas geoestratégicas como una alternativa para sopesar la gran influencia que posee el Estado americano en los distintos territorios estratégicos del planeta.
EE.UU. pierde su hegemonía
El siglo XX estuvo marcado por un poder multipolar debido a las dos guerras mundiales, mientras que con el fin de la Guerra Fría y la caída de la Unión Soviética, el mando pasó a mano de Estados Unidos, cambiando así el tablero mundial en un poder unipolar.
Pero en estos tiempos de tantos cambios y conflictos (cambio climático, crisis financiera internacional), Estados Unidos desempeña un papel menos dominante, y esto se refleja en la región latinoamericana, donde ha perdido mayor influencia en comparación con el pasado. Y es justo en esa disminución de la presencia estadounidense, donde se ve una mayor participación de otros actores no tradicionales, como Rusia.
El presidente venezolano, Hugo Chávez, dijo recientemente que Latinoamérica necesita aliarse con Rusia para reducir la influencia estadounidense y mantener la paz en la región.
Además, los diversos países latinoamericanos –y también caribeños- han buscado esta diversificación en sus relaciones internacionales. Cabe recordar los esquemas de cooperación con países de la Unión Europea, y el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC).
Retorno geopolítico y logístico
Por ello, el presidente ruso, Dmitri Medvédev, partió el año pasado en su primera gira latinoamericana, con la que Rusia empezaría el “retorno” a la región después de bastante tiempo.
Primero estuvo por Lima, donde participó en la reunión de jefes de Estado y de Gobierno del APEC, mientras que del 24 al 25 de noviembre visitó Brasil, el 26 Venezuela, y el 27, Cuba.
Fue el mismo Medvédev quien alegó que en América Latina “surge un nuevo polo político mundial”, por lo que es natural que Moscú quiera desarrollar las relaciones con este “socio serio y potente”, que tiene sus “propios intereses en temas de seguridad internacional, terrorismo o narcotráfico”.
De la Guerra Fría al comercio
Estas palabras tuvieron lugar después de que la prensa comentara que su itinerario por América Latina era una “incursión” al “patio trasero” de Estados Unidos, la cual además significaba una respuesta del Kremlin a la política de Washington en el espacio de la antigua URSS, recordando que durante la Guerra Fría, Latinoamérica se convirtió en un campo de batalla ideológico entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
La presencia de los buques de guerra rusos hicieron que muchos intentaran pintar la representación rusa como un desafío a Estados Unidos, aunque en un sentido estratégico la presencia rusa era más que nada un intento de no quedarse atrás de la presencia china en la región: según la agencia rusa RIA-Nóvosti, en el ámbito económico, el intercambio comercial de Rusia y los países latinoamericanos podrían alcanzar este año los 15.000 millones de dólares en tanto el mercado ruso presenta un creciente lugar en las exportaciones de países como Brasil, Chile o Argentina, así como existe también un creciente interés de Rusia por esos mercados.
Venezuela, el mayor aliado
Asimismo, América Latina también es interesante para Rusia como zona de inversiones en áreas prioritarias, como las industrias extractora y procesadora, las infraestructura y la energética, incluida la nuclear.
No es de menospreciar que durante la visita de Medvédev a Caracas se tratara el propósito de Venezuela de construir una central nuclear en el noroeste del país junto a tratar una mayor venta de armamentos y cooperación militar.
Venezuela, con contratos por 4.000 millones de dólares, se ha convertido en el principal cliente latinoamericano de la industria militar rusa, dejando atrás a Nicaragua, Cuba y Perú, que recibieron armas rusas en tiempos soviéticos.
Ante esto, el vicealmirante de la Marina de Venezuela retirado, Jesús Briceño, en una entrevista para El Comercio, manifestó que las maniobras realizadas por Rusia en Venezuela no son tan ingenuas “como las quieren hacer aparecer” y podrían significar un peligro para el hemisferio.
Briceño aseguró que los buques tienen alta capacidad nuclear, pero su verdadero peligro reside en que son naves equipadas para un tipo de guerra electrónica. Y no es para menos recordar que los rusos son expertos en guerra submarina y de superficie, aunque aún no logran superar, desde 1914, a los portaaviones norteamericanos.
Así, mientras que presidentes como Chávez están pensando cómo hacer para contrarrestar la supuesta amenaza norteamericana, el imperialismo ruso está penetrando estratégicamente, como cuando lo intentaron hacer en Cuba y originaron la crisis de los misiles con Estados Unidos.
Finalmente, todo se podría resumir en las palabras de Medvédev en Lima, antes de que viajara a Venezuela: “Con muchos estados teníamos serias, poderosas relaciones en la era soviética y queremos recuperarlas”.
viernes, 17 de abril de 2009
Rusia y sus ambiciones en Latinoamérica
Etiquetas:
Latinoamérica
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentarios:
El afán de hegemonía política, económica e ideológica hace que estas ambiciones se vuelvan objetivos de Estado, más aún cuando en el pasado se ha tenido el poder.
De cierta forma el hecho de ser el mejor, de ser el primero (en un contexto general) es positivo y fomentable; y en el caso de Rusia, si quiere ser potencia, esperemos que lo haga con progreso, con esfuerzo, con un mayor desarrollo sostenible y no con una "reciclada " guerra fría, que conlleve, ota vez, a una guerra de magnitudes mundiales.
De otro lado felicitarte por el nuevo blog y agradecerte por tu consideración.
Saludos
Publicar un comentario