viernes, 17 de abril de 2009

Una nueva clase de hegemonía global



A estas alturas, cuando Barack Obama ya es presidente de la primera potencia mundial, hablar sobre el hecho de que es el primer presidente afroamericano en la historia de encasillamiento étnico en que ha vivido la población norteamericana a lo largo de los 43 presidentes de su historia es lo menos importante, por no decir irrelevante.

A esta altura del partido, es conveniente analizar el contexto geopolítico que le espera al presidente cuyo segundo nombre es Hussein, el cual tiene mucho que ver con la integridad, beneficio y seguridad de todo el mundo.

Sin embargo, primero hay que entender en que se basa la política de Estados Unidos, para así poder comprender el tablero geopolítico en el que se moverá Barack Obama durante toda su estancia en la Casa Blanca.

Política Interna

Ustedes saben que la política norteamericana se basa en que son varios Estados que se unen en un solo país, es decir, cada Estado tiene su propia política que trae consigo una constitución con leyes autónomas. Tanto es la autonomía de cada Estado que, para pasar a un reo de un Estado a otro, este tiene que ser extraditado.

Es así como existen tantos partidos republicanos como demócratas, los cuales poseen una mini política, lo que genera una política localista, donde la información política americana es muy provinciana, donde se habla del Estado como si fuera el mundo, y el mundo exterior no interesa. Con decirles que más de la mitad del congreso estadounidense no tiene pasaporte (su mundo empieza y termina en Estados Unidos).

Es allí donde Obama tendrá que aplicar toda su influencia para manejar las diferentes políticas, además de lidiar con los republicanos, para después poder implementarse en la política exterior, puesto que como dice el dicho “si uno no se conoce bien a sí mismo, menos conocerá a los demás”.

Además de que Obama tendrá que padecer la ala extrema derecha en la que se ha sumergido el partido republicano en los últimos años, el cual llevó a MacCain -que era un moderado- a imponer los propios intereses del partido como aceptar a Sarah Palin, una política que, al fin y al cabo, lo llevó a perder las elecciones.

El partido republicano posee una política unilateral, fundada en un nacionalismo patriótico que ha terminado en la militarización del partido con fines de controlar el mundo.

Tal es el caso de la creación de la ONU, fundada a la cabeza de Theodore Roosevelt para que, de manera sutil, sea el instrumento norteamericano para dominar el mundo.

Cabe recordar que el consejo de seguridad lo conformaban los permanentes, y si no los recuerda, fueron Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, La Unión Soviética y China, los cinco vencedores de la guerra.

Por ello Obama, tendrá que erradicar, por decirlo de alguna manera, todo ese memorandun de política para implementar su tan prometida política multilateral para afianzar su geoestrategia política en el agitado tablero mundial que esta situado el mundo, no solo en Eurasia, sino también en Latinoamérica.


Política Exterior

En lo que respecta a temas bélicos, deberá sacar esa política de guerra preventiva tan aplicada por George W. Bush, donde reinaba el lema “si pienso que me van a atacar, ataco primero”.

Cabe recordar que Bush (papá) inició la guerra del Golfo, al igual que su hijo George W. Bush, quien intervino en Irak al margen de la ONU, es decir, sin una resolución de permiso correspondiente del Consejo de Seguridad.

Más aún, Bush (hijo) firmó esa resolución preparada por Condolezza Rice donde estipulada la “guerra preventiva”, como parte de la política exterior norteamericana.

Allí es donde Obama deberá volver el multilateralismo a la ONU, buscar un consenso con los países aliados para crear una acción colectiva contra el terrorismo y los países agresores. Sin duda, uno de los ítems con el que Colombia espera ser gratificado en su inalcanzable lucha con las FARC.

Ahora bien, otro punto que le permitió a Obama proclamarse el presidente número 44 de Estados Unidos es el hecho de apoyar a la protección del medio ambiente, cosa que los republicanos rechazaban por el afán de defender los intereses de las empresas de gran poder que de alguna u otra forma dañan el ambiente, en otras palabras, lo consideran una “joda” para su devenir empresarial.

No es difícil recordar que George W. Bush mandó a sacar la firma de Estados Unidos del Protocolo de Kyoto apenas asumido el mando, el cual se había firmado en el gobierno de Clinton. Por no mencionar que Bush nombró en los cargos de ambientalistas a ex dueños de empresas denominadas “contaminantes”.

Es así como Obama deberá restablecer toda la estructura de defensa ambiental en Estados Unidos que le permita afrontar el cambio climático y que, además, pueda ser establecido en las diferentes partes del mundo para un beneficio global, no por nada es la presidente de la primera potencia, que en pocas palabras quiere decir el presidente del mundo.

En lo que respecta a Irak, tiene que sacar las tropas sin destruir el país. Así como reforzar la policía iraquí y fuerzas armadas, pero con un control de tropas se seguridad de la ONU, la cual se convierta en un órgano regulador para el gobierno iraquí y así este pueda subsistir.

Ante ello, en su discurso resaltó que los estadounidenses hayan elegido “la esperanza en lugar del miedo”, cuando adelantó la retirada “responsable” de las tropas de Irak, además indicó que este hecho garantiza “una derrota” a la “vasta red de violencia y odio” que estaría en guerra con Estados Unidos.

En la misma senda es que deberá ser mediador de Medio Oriente, lo que incluye dejar de lado ese ahínco de Bush por implantar el denominado “American Way of Life” en Medio Oriente, donde Israel era usado como ventana para demostrar la política que Bush planteaba implantar en esas tierras.

Allí, Obama tendrá la ardua labor de evitar los conflictos como los de Gaza, en el cual ya tiene que ir efectuando una imposición a fin de evitar que regrese la Fuerza Armada Israelí por ataques de Hamás.

En lo que a crisis financiera internacional, Obama se traga todo el mal manejo de Bush. Si bien era una crisis que se venía venir, es interesante recalcar que las mayores crisis financiera siempre se han dado sobre el mandato de gobiernos republicanos (generada por ellos de paso), mientras que los demócratas, por el otro lado, siempre han sido los encargados de solucionarlos. Tal es el caso de Theodore Roosevelt que tuvo que ir solucionando los problemas que generaba la crisis del 29, al sustituir al republicano Herbert Clark Hoover.

No hubo regulación del gobierno de Bush sobre a quién, cuánto y cómo prestaban dinero a la gente. En este sentido, la política de Bush fue el extremo de lo que hizo Ronald Reagan, donde la política económica era desreguladora, o como nos gusta llamarla en Latinoamérica: Liberal.

Por ello, Obama deberá plantear un capitalismo con un Estado interventor, donde el Gobierno controle, regule e incentive a otros a dirigir la economía por el buen camino del control que permita al mundo afrontar de buena cara la crisis financiera global.

Esta política intervencionista que es criticada por la Nueva Derecha, al decir a desnaturalismo al capitalismo por anular su capacidad creativa y racionalidad yendo con el libre mercado creando riqueza, además de buscar la igualdad social es, quieran o no, la que conducirá a reconstruir la política económica internacional.

En lo que confiere a Latinoamérica, Obama, a pocas horas después de asumir el cargo, pidió suspender durante cuatro meses los juicios a las personas retenidas en la prisión de la base militar de Guantánamo, centro en Cuba que prometió cerrar en un corto tiempo.

En la misma isla de Cuba se viene dando un despliegue diplomático de varios mandatarios de América Latina, que han viajado a la isla con un mensaje claro al nuevo presidente estadounidense: que ponga fin al bloqueo económico que mantiene contra Cuba desde hace más de 45 años.

Por su parte, el Gobierno de Argentina dijo que confía en que el mensaje dado por Barack Obama al asumir la presidencia de EE.UU. se “traduzca” en “más multilateralismo”, “más economía real” y un mayor diálogo con Latinoamérica.

Mientras que el presidente venezolano, Hugo Chávez, deseaba que la llegada de Obama al poder “marque un cambio de verdad en las relaciones de Estados Unidos con los países del tercer mundo”.

No obstante, Chávez advirtió también: “Que nadie se haga aquí ilusiones, pues se trata del imperio norteamericano”.

Por el lado de la población, el reclamo unánime de los latinos que viven en EE.UU. es que apruebe una reforma migratoria que legalice a los más de 12 millones de indocumentados y acabe con las redadas y las deportaciones.

Así pues, como afirmaron los diferentes analistas: el discurso de investidura del presidente Barack Obama, el cual duró 18 minutos y 10 segundos, fue audaz, tuvo fuerza, transmitió realismo y esperanza, y trasladó el mensaje de la transformación, absteniéndose de referirse a ellas de históricas, por lo menos de momento.

Las promesas están hechas, las palabras dichas, y las cartas sobre la mesa. Una nueva clase de hegemonía tiene que empezar a forjarse. No creo en nada de eso que llaman “La era de la esperanza”, puras palabrerías políticas. Obama tendrá que proteger su hegemonía global ante las hegemonías regionales que vienen en crecida como son el caso de China e India.

A parte, el objetivo de la política estadounidense al mando de Obama debería ser benéfico y visionario: dar forma a una comunidad global verdaderamente corporativa frente a tales males que se afrontan (crisis financiera, cambio climático, conflictos bélicos, etc).

La formulación de una geoestrategia global, donde esté incluido, no solo Eurasia, sino también Latinoamérica es preponderante para la creación de esta nueva hegemonía.

Del dicho al hecho, hay un gran trecho, recita un lema popular. Sin embargo, prefiero dejarlos con la señora Esther, una maestra cubana jubilada que resumió, sin pretenderlo, el sentir de muchos otros: “Bush fue tanto desastre que siempre el que llegue después (…) no podrá ser nunca peor, sino siempre mejor”.

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